miércoles, 28 de julio de 2010

EL PEQUEÑO CAZADOR, por Alejandro Angelino (411)

En una lejana aldea rodeada de un bosque profundo y desconocido para la mayoría de los habitantes, Patrick, un valiente cazador de a penas diez años, sobresalía de los demás pequeños por su tan positiva actitud y su excelente fama de cazador. Cada viernes, como era la costumbre familiar, salía con su padre a cazar animales para comer el resto de la semana. Su padre, un hombre eminentemente estricto pero realmente justo, intentaba educar a su hijo de la manera que él creía más conveniente, esto es, a través de duras lecciones, de estrictas recomendaciones y de buenos regaños. Patrick, en cierta medida, cansado por tan estricta educación, pues para ser un chico de diez años, lo último que quería era aprender de la vida, para enfocarse al juego y la diversión como todos los chicos de su edad. A la hora de cazar, ambos, padre e hijo, usaban cascos para protegerse durante el recorrido, ya que si algo salía mal, el casco les protegía en buena medida. El viernes que Patrick aprendió su lección más grande para la vida, no fue un viernes normal, fue un día duro para el pequeño que sin embargo enfrentó como un verdadero cazador. Resulta que Patrick quería quedarse a jugar con sus amigos y por ese día no pretendía salir a casar con su padre. Ya reunido con el resto de los chicos, a Patrick se le ocurre la tan mala idea de recomendar un juego nuevo que según él había inventado. Seleccionó a un niño de complexión similar a la de él, le puso el casco de cazador y lo envió donde estaba su padre esperándolo para la caza y ya Patrick había recomendado a su amigo que hiciera lo que el adulto le recomendara. El pequeño confundido, no obstante, aceptó participar en tan raro juego. Pasadas un par de horas, Patrick recordó su primera experiencia como cazador y sabía que alguien sin pericia que fungiera como cazador podría salir gravemente herido. En ese momento vinieron a su mente las lecciones sobre la honestidad que su padre le mostró y Patrick supo que su amigo corría peligro y que el mismo Patrick había sido quien le había colocado en tan tremenda situación. Corrió tan rápido como pudo para llegar a donde él suponía estarían su padre y su amigo. Su sorpresa fue que ellos, padre y amigo, jamás se habían adentrado al bosque porque el padre de nuestro pequeño cazador sabía que Patrick no permitiría que algo malo le sucediera a su amigo. Patrick confesó todo y disculpándose con ambos prometió siempre actuar con honestidad y con todos los principios que su padre le había inculcado.

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